¿Lo mejor para el final? Tras un primer día a modo de toma de contacto y una segunda jornada fructífera en colecciones de fiesta, SIQ Sevilla llegaba a su final con tres verdaderos platos fuertes: Tolentino, Alejandro Postigo y Vicky Martín Berrocal. Tres nombres y tres formas de entender la moda que sirvieron como colofón final a una muestra de moda y costura que ha superado su primera edición con buena nota pero que tiene detalles por pulir.
Uno de ellos, sin duda, es el interiorismo: el trabajo de Fran Cisneros en algunos desfiles ha sido excepcional, pero todo eso no se monta en la media hora escasa que hay entre desfile y desfile. No hay duda de que SIQ ha estado en varias cosas a la altura de una gran pasarela, pero parece que el retraso que acumulan los desfiles a lo largo y ancho de la comunidad andaluza (solo SIMOF puede presumir de empezarlos casi a su hora) empieza a ser una costumbre que no tiende a desaparecer.
Eso sí, la espera mereció la pena y en la tarde de ayer vimos moda, trangresión, trabajo bien hecho, vanguardia y clasicismo andaluz. Un espectáculo de tres actos que pasamos a resumiros a continuación:
El circo elevado a la categoría de arte o el tocado convertido en pieza de exposición. De igual manera que las meretrices del Moulin Rouge aspiraban a ser divas en un teatro, Tolentino quiere que sus creaciones no sean solo un complemento, sino que directamente sean una obra de arte. Curiosidades de la vida, “Objec Trové” nos presentó una colección basada en la Europa del primer tercio del S.XX en la que no faltaron esas artes que buscaron ser decorativas o la estética de la Bauhaus que perseguía el primer funcionalismo. Contrastes y piezas de todo tipo en una muestra donde su hubo piezas ponibles y en el que Felipe Vivas y Manuel Carrión le dieron a su público el circo que tanto deseaban.
Mientras una mayoría social estaba más preocupada de autolucirse en los dos desfiles que abrían y cerraban la jornada, la verdadera lección de moda y costura estaba justo en medio. Alejandro Postigo no tendría tanto un público tan pomposo, pero quién estaba allí disfrutó de otra lección de elegancia y glamour bien medido al que nos tiene acostumbrados el diseñador utrerano. Alcázar es una colección que mantiene la esencia minimalista de sus predecesoras con licencias a los flecos o lentejuelas como detalles de distinción en los tejidos (una vez más, la selección de los mismos ha sido de matrícula). El resto ha sido un menos es más constante en el que la moda nupcial ha tenido un mayor peso, o eso parecía pues el blanco monopolizó la segunda mitad de la colección, dejando ver que se puede ir de novia sin ir ahogada en metros de tul u organza. Como detalle, Antonio Arcos se encargó de poner sus complementos, todos ellos en dorado y con un guiño al salón donde se realizaba el desfile.
No es flamenca ni es fiesta ni es novia. Es Vicky Martín Berrocal. Pocas diseñadoras pueden presumir que sus colecciones le hayan creado un estilo tan propio y personal que, a veces, cuesta clasificar. Como si una políglota se tratase, Vicky traduce la esencia que le puso al traje de flamenca y la lleva a los trajes de novia y, en menor medida, a los de fiesta. Un ejercicio de costura con andaluzas maneras en las que las seguidoras de la diseñadora volverán a caer rendidas y en la que todos los trajes tienen ese algo que, al final, dices eso de “es Vicky”.
Con el cierre de este desfile llegamos al final de SIQ. Una pasarela que a buen seguro tendrá una segunda edición y en la que se ha demostrado que, si nos lo proponemos, podemos tener un evento de estas características bien hecho y con grandes nombres de la moda andaluza. ¡Enhorabuena a todos los que la han hecho posible!